Cuando las normas cambian, los edificios no. Recientemente, nos encontramos ante un caso de un edificio residencial de los 90 en Madrid que obtuvo su licencia de obras y primera ocupación, pero, sin embargo, en planta sótano, su garaje quedó “atascado” entre normas y sin regularización habilitante o, lo que es lo mismo, sin autorización para su funcionamiento. Y es que, previo al PGOU del 97, en Madrid, el garaje exigía licencia de actividad distinta e independiente a la de ocupación de las viviendas. Nos encontramos ante un caso típico de transitoriedad normativa y “urbanismo patológico”: instalaciones funcionando de facto, pero sin título habilitante actualizado que permita usarlas.
Décadas después, modificada la norma, para poder cumplir con la norma y poder usar legalmente aquel garaje, ahora son exigidos parámetros morfológicos del PGOUM que hacen inviable adaptarlo (anchos de plazas, viales, accesos), lo que llevó a denegar varios intentos obtener licencia y, finalmente, la caducidad del expediente pese a la voluntad de la propiedad de regularizar la situación.
Intervenimos reencauzando la tramitación por aplicación de criterios de proporcionalidad, coherencia normativa y búsqueda de doctrina, lo que nos llevó a instar el límite del control de la licencia de actividad a aspectos de seguridad, salubridad y medio ambiente, pero sin reabrir las condiciones morfológicas ya controladas en origen por la licencia de obras del conjunto del edificio. Con ello, hemos podido desbloquear la regularización del garaje con título habilitante conforme a la normativa aplicable, cerrando una anomalía arrastrada más de 20 años.